Madre nuestra que
estas en el Cielo en Cuerpo y Alma,
Bendito sea tu
nombre por siempre como bendita eres entre todas las mujeres.
Haz que venga a
nosotros el Reino de tu Hijo Jesucristo y veamos pronto el triunfo de tu
Corazón Inmaculado.
Hágase en nosotros
la Voluntad de Dios como se hizo en ti, según su Palabra, en la tierra y ahora
en el Cielo.
Llévanos hoy y
siempre a Jesús, el Pan Vivo bajado del Cielo que es nuestro verdadero
alimento, para que hagamos todo lo que El nos diga.
Perdona las
ofensas que hayamos hecho a tu Inmaculado Corazón y que entristecen al Sagrado
Corazón de tu Hijo.
Y que también nosotros,
que nos gloriamos de llamarnos hijos tuyos, hagamos reparación por las ofensas de los demás.
Ayúdanos a no
caer en la tentación, tu que eres la Llena de Gracia y no conociste el pecado.
Intercede por
nosotros para que seamos libres del mal en esta vida y podamos tener el
privilegio, como Jesús, de tenerte cercana en nuestras cruces cotidianas.
Y que al final de
nuestra vida, habiendo sido favorecidos con las Gracias que Dios nos da por tu
intermedio, podamos gozar de la contemplación eterna de la Trinidad, en tu dulce
compañía y en la de todos los bienaventurados.
Autor: Claudio Luis Durán
15 de agosto de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario